Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Ese mar azul, bravo y seductor



"¡Nada es tan mío como lo es el mar cuando lo miro"
Elías Nandino -poeta mexicano (1900-1993)
Mi mar tiene magia y misterio… mar de sueños… lo mismo me devuelve a mi infancia que me proyecta al futuro… Es etéreo, se entremezcla con el cielo, se confunde con el viento… Y me invade sensación de inmensidad, de salvaje y poderosa energía… A veces es poderoso e implacable otras tantas veces nos acarician sus suaves olas en la orilla de alguna playa donde se pueden ver las mejores salidas y puestas de sol o ver con la rabia que rompen las olas sobre rocas y acantilados, es bello por donde se mire.
Me fascinan los colores del mar. Azul... ¿sólo azul? El mar cambia de color, su tonalidad puede ser muy diferente en pocas horas. El cielo también decimos que es azul y... ¡vaya si es diferente desde el amanecer al anochecer! Evidentemente nuestra mente tiende a la simplificación. El color del mar tiene siempre algo que ver con el color del cielo y de su suelo. Una tonalidad más blanquecina o amarillenta se entrevé en la proximidad. Su fondo es arenoso. !Qué diferente color tiene en ese día tranquilo a ese azul fuerte marcado con blanco indicativo de oleaje, de mar movida!
Me hechiza esa inmensidad azul de horizontes infinitos, aire, luz, rumor de olas y la sensación de paz que su visión nos inspira. Cuando estoy frente a el me adentro en sus misterios y silencios, en los secretos que ocultan sus temblorosas y gélidas aguas... el corazón del mar es inmenso, profundo, sabio como lo es todo en la naturaleza. El mar es arrullo de noches estrelladas, es paz encontrada, es la orilla del mundo real y en donde empieza la fantasía. Su resplandor remero nos adentra a bogar en leyendas, mitos o cuentos, a imaginar galeones, piratas o corsarios...
El mar es un pozo infinito para crear, inventar o soñar todas las historias que se nos ocurran. Aunque si soy sincera me gusta verlo y disfrutarlo desde la orilla y adentrarme en él unas brazadas, no más. Cuando he tenido experiencias de estar en altamar siempre me han dado un poco de miedo por su inmensidad. Pero, estar en una playa, mirándolo en toda su plenitud me embarga un estado delicioso, sintiendo en mi cuerpo y en mi espíritu la unión de los cuatro elementos vitales. La tierra que piso, el aire que respiro, el sol que me calienta y el agua, imprescindible para la vida. Es entonces cuando me hago una con el Universo y la Trascendencia.
Cuando estoy cerca de el, no es difícil madrugar con tal de acercarme un ratico a pasear a su lado sin gente, sin ruido, sin nada. Y el se fascina con mi llegada, noto que cuando voy a verlo me dice: "Ya estás en casa". Soy de mar porque valoro el tenerlo cerca como un tesoro increíble que no está al alcance de todos. Ser de mar no es solo nadar en sus aguas, es sentir que eres la persona más afortunada del mundo cuando lo tienes cerca.
Mi hora favorita, el amanecer, cuando el sol ya ha salido pero aun provoca estrellitas en el agua… Me gusta pasear por la orilla del mar… andando despacito… descalza… por la arena mojada, hundiendo mi huella en ella… un caminar ligero y suave cuando los primeros rayos del sol bañan cálidos mi rostro…
Mar inmenso y profundo. Amparo de mis sentimientos, refugio de mis penas. Apoyo incondicional y sincero. Zozobrando entre sus olas, única y grande me siento. Lugar de mis sueños y anhelos... Me gusta su hipnótico movimiento, su fuerza. Me encanta su rugir y sentir su brisa. Amo el mar, pero no me adentro en él, suele ser engañoso, bipolar.... Tal vez no sea él, tal vez soy yo, que debo aprender a nadar bien.
A primera hora de la mañana… no se ve ni un alma, quizá duermen… Sólo una gran extensión de arena frente a mi, sin pisar, bañada por una espuma blanca susurrante… Me paro y la observo… Me parece increíblemente lejano el final… inmensa como ese mar que está ahora a mi lado… Andar sabiéndose solo en todo el mundo… un paso tras otro, sin prisa, por una playa desierta… camino infinito…
El mar es un mundo sorprendente. Me fascina el color cambiante del agua, siempre distinto según la luminosidad del día o de la hora, según las nubes oculten el sol o lo muestren en todo su ardiente esplendor, y me subyuga definitivamente la tonalidad de un azul intenso que adquiere a cotas de gran profundidad. Esas aguas azules  con aroma a vida, nos permite olvidar o rescatar recuerdos, enterrar nombres o recordar en sus arenas. El corazón del mar late por nuestras venas, susurra palabras y versos de amor. Cerremos los ojos y naveguemos a la deriva, aferrados sobre sus alas, gracias a sus aletas y al viento de sus olas...
Este fin de semana estuve junto a él. Una vez más. El paisaje que pude contemplar era hermoso a la par que extraño. Como si de una acuarela se tratara, se veía distorsionado el contorno de la playa y las olas que rompían con fuerza en su orilla, dejando la estela blanca de la indómita espuma. Siempre es una visión fascinante. En aquel momento, me habría gustado saber pintar y poder trasladar a un lienzo aquel paisaje casi onírico.
Puede hacer sol o estar encapotado o con densas nubes de tormenta, puede rugir o susurrar en mis oídos. Es mi mar. Respeto, fuerza y una especie de adicción. Nunca he sido capaz de pasar demasiado tiempo sin verlo. El mar es muy superior a mi palabra, rebasa mis brazos y mi mirada. Es el guardián de mis sueños, confidente de mis secretos, mi consuelo, mi alegría y mi salvación. Con el mar tengo una comunicación... como si hablara con mi ser, como si hablara con migo mismo a un nivel muy profundo… ahí encuentro las mejores respuestas y las mas sabias decisiones. Él me traspasa, nivela mis aguas internas, me contagia su ritmo... Es un motor que mueve mis interiores a veces dormidos por la vorágine de la ciudad.
Descalza, alcancé la orilla y de pronto me sentí parte de aquel cuadro mágico. El mar golpeaba con fuerza los riscos y la arena. Un viento molesto revoloteaba incómodo levantando a su paso arena de la zona seca de la playa. Cerré los ojos dejando que la brisa salpicara mi rostro e intentando conservar en mi retina aquella escena casi dantesca de la mar embravecida.
Los cinco sentidos se agudizan en el silencio… Ver, oír, tocar, oler y gustar de ese sabor a sal que se nota en la garganta… y poco a poco pareces sentir que formas parte real del Universo. Que cuadras. Se puede sentir en un plano distinto…
Sólo con uno mismo… encontrarse con el interior, despacio… y sacarlo afuera… en silencio y con calma… observando todos y cada uno de los detalles que el mundo me muestra… descansar en ellos…. sólo contemplando la belleza de un instante tras otro… impregnándose de ella, disfrutando y saboreando cada momento… dejándote arropar por un sentimiento ascendente, creciente sensación de libertad…
Ignoro el tiempo permanecí allí, sentada frente al mar. En esa playa distante y hermosa. Ahora el agua serena y suave llegaba hasta mis pies y los besaba amorosamente con besos de espuma. Lucía el sol y el cielo estaba con ese azul diáfano característico de mi tierra. Apenas unas nubes salpicaban de blanco como gaviotas planeando en el manto azul del cielo.
En otras ocasiones lo he dicho. Existe un affaire entre el mar y yo. Supongo que lo he sabido desde siempre: estamos ligados por espíritu. Tratar de negarlo es inútil. Es una relación que se aviva con cada reencuentro. Nunca puedo separarme de ese mar tan monstruosamente seductor sin una desconsoladora amargura. Cuando tengo que regresar a casa y me despido de esa belleza incomparable siempre me siento abatida.

11 comentarios:

  1. Yo estoy de acuerdo contigo, el mar produce un efecto maravilloso en mi, es una sensación de paz interior y armonía que hasta el aire que se respira en sus orillas nos llena de gran bienestar. Eso además de deleitarme con la gama de azules y verdes y el sonido de sus aguas cuando rompen en la orilla, ahhh, sí, el mar es un bálsamo divino.Yo también lo adoro.

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    1. La pasión por el mar es una de las cosas que tu y yo tenemos en común. Y cuando nos pasamos unas horas o días en la playa, disfrutando de esa maravilla de la naturaleza nos llenamos de energías y sobre todo mucha paz. Como estamos hoy. Ese viaje nos hizo mucho bien.

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  2. Pues es muy extraño porq me da mucha paz el observarlo... pero solo de imaginarme q estoy en medio de el mar me da mucho pavor así q cuando voy a la playa le hablo con mucho respeto para sentirme mas tranquila porq supuestamente si le hablas así a la mar, porq se supone q es mujer, ella respeta tu vida.... es algo espiritual .....besos....

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    1. Yo lo adoro mucho pero lo respeto, me paso horas dentro de sus aguas pero sin descuidarme, así que te entiendo. Gracias por tus palabras.

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  3. Esta vez, acariciaste con tus letras algo que me emociona, algo que amo, algo que me da paz, que me hace sentir pequeñito, que llena mi vida cada vez que lo veo, que hace estallar mi pecho con solo pensar en él… Me gustó como lo hiciste… Eres magnífica….

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    1. Gracias Carlos por tan lindas palabras, tienes razón en cuanto a esa sensación de pequeñez cuando uno está frente al inmeso mar.

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  4. Un placer recalar en tu paraíso. ¡Que bella descripción de ese momento vívido y vivido! Mientras recorría tus letras sentía que yo también vivía el momento contemplando tan bello onirismo y a tono con lo que sentías. Gracias amiga por compartir algo tan lindo.

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  5. El mar...la metáfora perfecta, la excusa ideal, cabecera y pie para cientos de sueños que solo se cantan en la intimidad de los pensamientos... que hoy, de la mano de los tuyos...han dado alas a los míos... Precioso, con todo su poder y energía el mar sana nuestras vidas y nuestras almas. Me adentré en tu mar...Cuando salí estaba vestido de sueños.... me atrapas entre ése cielo y ése mar, dejándome eternamente anclado en tu orilla.

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  6. Soy más de interior, pero esto podría convencer a cualquiera.

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  7. Nada más bello que el mar. Tus letras, mi queridísima amiga, siempre me hacen soñar. Al igual que a ti el mar me produce paz, calma, y mucha felicidad, me hace sentir bien, demasiado bien. Gracias...Un abrazo sincero perfumado con esencia de algas, coral y madreperla...
    P.D.-Me alegro que hayas podido pasar el finde en tu mar y me alegro que nuestra amiga Cary te haya acompañado. Imagino se divirtieron mucho.

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  8. A mí también me fascina el mar y tu reflexión es preciosa.
    Me he sentido reflejada en muchas de tus palabras.
    Gracias

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