Hace días que no para
de llover. Mmmm… me encanta cuando llueve, aunque realmente, ya va siendo
demasiado. Ha bajado la temperatura, se siente frío y hay mucha humedad. El
tiempo está rico para estar acostada, por lo que me meto en la cama sin
pensarlo mucho. Pero de inmediato abrazada a mi almohada pienso en ti, es
inevitable. Y te quiero aquí conmigo, ahora. Y no precisamente para dormir. Mientras
llueve, puedo hacer muchas cosas, pero quiero hacerlas contigo. Un día así es simplemente
una puerta al cielo u otra entrada al infierno.
En un día de tormenta
fui tuya, en un día de tormenta sacudiste mi vida. Como un rayo implacable
traspasaste mis defensas. Como un relámpago en la noche Iluminaste mi cuerpo
con tus caricias. En un día de tormenta experimenté la magia de perderme en tu
cuerpo y la excitación de una fusión total, llegando entre besos y caricias al
clímax enervante del deseo.
Me gusta hacer el amor
mientras llueve, es súper romántico. El ambiente se carga de energías positivas
porque el agua es pureza y frescura... Sigue lloviendo, y yo pienso en ti con
más fuerza con más deseos de tenerte aquí, en este instante, en este cuarto y
seguir sintiendo la lluvia como música de fondo mientras hacemos el amor…
Sigo con mis pensamientos,
y como si la fuerza de ellos y mis deseos te hubieran llamado, te veo allí a
unos metros de mí, sonriéndome, recostado a la puerta. Estaba tan inmersa en
mis pensamientos que ni siquiera te sentí entrar. Yo también sonrío, el brillo
de tu mirada lo dice todo. Esa mirada que organiza trastornos psíquicos a cada
una de mis células, entregadas por completo a ti.
Te deshaces de la ropa
y te metes en la cama calladito, en un mismo gesto mueves la sábana, corres la
cortina y me abrazas. La lluviosa mañana nos invita a descubrir nuevos diálogos
sensuales. Y nos amamos dándolo todo hasta vaciarnos y a la vez, quedando
plenos. Miramos el paisaje, sonreímos, seguiremos disfrutando, gozando nuestros
cuerpos. Nuestros cuerpos, agradecidos, nuevamente sucumben al encuentro. Todo
es complicidad, gozo, entendimiento... En un abrazo triunfal nos confundimos,
queremos retozar, afuera llueve. Nos recorremos palmo a palmo, beso a beso,
mirada a mirada, soplo a soplo. Ardiendo de pasión, entrelazados, sacudidos de amor,
apasionados... el volcán erupciona la lava nos quema, el sudor nos baña,
perdemos la razón por un instante... solo piel y placer... se apoderan de todo…
Te siento dentro de mi fuerte, haciéndome sudar, haciéndome gemir, perdiendo la
razón…
Estamos aislados del
mundo por el viento y la lluvia entre la cuenca tibia de esta alcoba. Nos
susurramos cosas sin sentido, nos acariciamos, nos amamos… Te digo que te
quiero, tú me lo dices a mí. Nuestro ritual termina donde empezó, con una
sensación rica de quietud, con la lluvia afuera y dentro cariño y tibieza. Estamos
abrazados, mi cuerpo se regocija con el calor de tus brazos… miro hacia la
ventana, la lluvia es más fuerte ahora y el deseo al igual que el agua, se
derrama en todo nuestro mundo… sábanas blancas, miradas tiernas, besos
apasionados, cuerpos ardientes, piernas entrelazadas fusionando morbo y corazón.
La mañana casi ha
terminado, estamos solos en casa. Nos duchamos y en ropa interior nos sentamos en
el sofá para ver una película, tomando un café. Olvido las cosas que tengo que
hacer, me hago la idea de que me encuentro en un paraíso. Nos acurrucamos uno
en el otro. Pasado unos minutos inconcientemente comenzamos a acariciarnos. Es
inevitable no hacerlo cuando estamos así tan juntos, tan uno en el otro, en
nuestro mundo… Sobran las palabras y faltan significados para hacer entender el
poder de tus manos sobre mi piel.
Necesito inventar
verbos que describan tus acciones en mi corazón, pero no puedo ser coherente
cuando mis labios son succionados por tu boca y comienzo a sentir el escalofrío
que me recorre al segundo siguiente... y los sentidos quedan expuestos, el amor
queda al descubierto y la locura se vuelve automática… Afuera llueve y aquí
dentro vuelvo a regalarte mi cintura y mis labios para besar, te vendo mi
locura y las pocas neuronas que me quedan ya. El placer inunda mi cuerpo, nubla
mi mente y me lleva hasta el cielo. Aunque luego de esta gloria… Dios furioso
nos expulse y nos condene al destierro.
Sólo tu sabes doblar mi
razón, haciéndome naufragar en oleadas de placer y gemidos de pasión, muriendo
poco a poco, piel a piel, en el eterno abrazo del amor... todo, mientras
llueve.
Hay tantas cosas que se pueden hacer en un día de lluvia.... Es más, hay muchas que son más disfrutables cuando llueve que cuando hay sol.
ResponderEliminarun día lluvioso e ideal, no ? será que dios tiene razón? Besos
ResponderEliminarLos momentos los "hacemos nosotros", de acuerdo a las ganas que tengamos y a saber encontrarle lo bello a cada circunstancia. Uno de ellos como bien tu dices es hacer el amor con el ruido de la lluvia de fondo. Es sublime.
ResponderEliminarQue lindo, no me gusta mojarme cuando llueve pero bueno amiga si de amor se trata me encanta empaparme!!
ResponderEliminarParadójicamente, me siento más en armonía conmigo misma cuando llueve que cuando hace sol. La lluvia es vida y el amor también… y las lluvias de amor sin tiempos acunan el mágico sentimiento!
ResponderEliminarA mi la lluvia me encanta pero coincido contigo que esos días lluviosos son maravillosos para combinarlos con AMOR Y PASION y si luego nos da hambre a pedir comida a domicilio porque después de tan magnífica jornada no hay nadie que me meta en la cocina :-))
ResponderEliminarNo me gusta la lluvia, pero coincido en que esos días son propisios para algunas cosas.
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