Casi cuatro meses de aislamiento. Por momentos creo que
voy a volverme loca, pero luego respiro profundo y me digo “es necesario, sólo
así saldremos adelante evitando la propagación del mal”. Pero hay momentos en
la vida en los que extrañas tanto a algunas personas, que quisieras sacarlas de
tus sueños y envolverlas en un abrazo.
Tenemos que ser fuertes para cumplir con las medidas
establecidas para evitar la propagación de la pandemia y la más dura para mí es
el aislamiento. Tenemos que crecernos ante este infierno. Será más fácil
lograrlo si empleamos el tiempo en nuestras casas de la mejor manera. En primer
lugar, disfrutemos de la familia, que en tiempos normales hay días en los que
apenas nos vemos por cuestiones de trabajo o estudios. En segundo lugar, hagamos
cosas que nos gustan y que habitualmente le dedicamos poco tiempo o ninguno porque
el ritmo apresurado de la vida no nos permite hacer más.
Yo, por ejemplo, en estos tiempos me dedico más a leer y
a escribir que normalmente a veces no tengo ni un minuto para hacerlo a pesar
de lo mucho que me gusta. Hoy más que nunca me aferro a la música. Muchos de
los que conozco y con los que mantengo contacto telefónico se dedican a
estudiar, a pintar, a componer música, a ejercitarse en el hogar, etc. Estas
son buenas formas de lograr permanecer en casa y en estos tiempos ese es el objetivo
principal.
Muchos no toman conciencia todavía del peligro real de no
cumplir con las medidas establecidas y sobre todo la de aislamiento, porque nos
pesa, porque nos duele, pero es necesario. Muchos piensan que no les va a
ocurrir nada, pues los seres humanos tendemos a ser, como Santo Tomás;
"ver para creer". Pero en este caso en particular amigos, “ver” puede
significar morir. El virus no tiene rostro, acecha en cualquier lugar y
momento. Un descuido el más mínimo puede ser mortal y con nuestra imprudencia
no solo podemos morir nosotros, sino que arrastraremos al calvario a nuestros
seres más queridos.
Cuando el peligro pase, haremos una inmensa fiesta por la
vida. Juntaremos nuestras manos y nuestros corazones para seguir adelante. Ojalá
que para entonces la razón prevalezca sobre la soberbia y que sea el amor quien
gobierne el universo.
Es difícil, muy difícil estar alejados unos de los otros.
Los seres humanos necesitamos recibir abrazos y caricias para sobrevivir y no
sólo durante los primeros años de vida. La importancia del contacto físico no
disminuye cuando crecemos, sino todo lo contrario. Muchos estudios han
evidenciado que cuando otras personas nos tocan o nos abrazan a cualquier edad
aumentan los niveles sanguíneos de oxitocina, apodada la "hormona del
amor", y disminuyen la presión arterial y el ritmo cardíaco.
Los abrazos son imprescindibles porque ellos nos hacen
sentirnos conectados. Tenemos necesidad física y emocional de sentir
físicamente a las personas que queremos. Estamos programados para sentirnos y
mimarnos. Necesitamos tocarnos porque eso hace que nos sintamos seguros y
amparados. El abrazo nos hace sentir bien, alivia la soledad y ayuda a superar
el miedo.
Un simple abrazo nos enternece el corazón, nos da la
bienvenida y nos hace más llevadera la vida. Un abrazo es una forma de
compartir alegrías, así como también los momentos tristes que se nos
presentan... Es tan sólo una manera de decir a nuestros amigos que los queremos
y que nos preocupamos uno por el otro. Los abrazos son algo grandioso, es la
manera perfecta para demostrar el amor que sentimos cuando no conseguimos la
palabra justa... Es maravilloso porque tan sólo un abrazo dado con mucho cariño
hace sentir bien a quien se lo damos sin importar el lugar, ni la distancia, ni
el idioma, porque siempre es entendido.
Y en estos tiempos tan difíciles, donde la vida es lo más
importante, dónde se te desgarra el alma al ver día tras días en las noticias
cuántos miles de personas mueren a manos de este virus y cuántos mueren por
negligencias propias y de sus gobiernos. En estos tiempos… El covid 19 nos ha
quitado los besos y los abrazos, pero sólo por el momento. Ahora es extremadamente
necesario prescindir de ellos para poder sobrevivir a esta pandemia que está
azotando al mundo. Pero cuando todo pase… saldremos de nuestras casas a
fundirnos en un inmenso abrazo para llorar nuestras pérdidas, pero también para
sonreír a la vida. No hay un hoy sin un ayer y no habrá un mañana sin hoy. No
lo olviden.
Nos daremos un enorme abrazo... de esos que hacen que el
mundo se paralice para poder disfrutar realmente de las cosas sencillas que
tiene la vida, esos que te hacen ver que en ese instante sólo importan los
brazos que te envuelven…
Necesito un abrazo tuyo para que mi corazón se sienta
protegido. Todo lo que me quieras decir, dilo con un abrazo, porque hoy es lo
único que necesito de ti para ser feliz. Algo tan sincero como rodear piel con
piel, que los brazos se carguen de la mejor energía para poder transmitirla a
esa otra persona. No has vivido realmente si no has sentido en tu vida un
verdadero abrazo.
Démonos un abrazo cálido, que nos llene de paz, calma y
tranquilidad. Un abrazo que arregle el mundo de afuera y desaparezca cualquier
mal. Un abrazo que conquiste todas las tristezas y las transforme en felicidad.
Un abrazo que haga de cada derrota una victoria y de cada caída un aprendizaje.
Por ahora quedémonos en casa, de esa manera luchamos por
la vida y ayudamos a todos aquellos que día a día arriesgan la suya propia para
salvar la de otros. Tengan por seguro que pronto podremos abrazarnos mucho y
fuerte. Y desde la distancia, hoy les mando mis más cálidos abrazos, son de muy
lejos, pero espero que les llegue su calor porque van desde lo más profundo de
mi corazón.
Tienes razón, todos tenemos que poner de nuestra parte y cuidarnos para lograr sobrevivir esta pandemia. He sentido tu abrazo, como siempre siento tus palabras en mi corazón. Yo te regalo un cofre lleno de abrazos y mi admiración.
ResponderEliminarNos dejas un texto que nos hace reflexionar, como siempre. Sentir y regalar abrazos que son el elixir propicio para no sentirnos tan solos. Por ahora solo los posponemos y nos mandamos abrazos en la distancia yo también te mando el mío, uno muy fuerte y grande. Besos
ResponderEliminarUn abrazo grande para ti también.
ResponderEliminarSabes, siento una paz inmensa al leerte. Gracias por tu abrazo que me hace mucho bien, yo también te dejo el mío, un abrazo enorme. Nos dejas un texto que nos hace reflexionar, Sentir y regalar abrazos que son el elixir propicio para no sentirnos tan solos. Gracias de nuevo por tus palabras que dejan ver tanto sentimientos. Te dejo mi gratitud y mi admiración. Que Dios te bendiga.
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