Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

martes, 17 de septiembre de 2013

¿Buscando la felicidad...? Error garrafal


Son muchos los que todo el tiempo están en busca de la felicidad. Creo que cometen un error garrafal… buscan la felicidad, cuando la decisión de ser felices la tienen ellos. Es cierto que cuando estamos atormentados por los problemas no nos damos cuenta de eso, lo digo por experiencia. Pero también por experiencia digo que la decisión es nuestra. Además como decía Aristóteles, “todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias”.
A muchos se les pasa la vida buscando la felicidad, esperando ser felices, y cuando llegan al final de su vida se dan cuenta de que desperdiciaron mil momentos para ser felices en su desesperada búsqueda de la felicidad. Muchas personas confunden felicidad con la estabilidad económica, con el éxito laboral o con tener una familia…
Intentando alcanzar la felicidad, muchos tienden a mirar hacia el futuro, piensan en lo que no tienen y desean tener, pensando que esa meta es lo que traerá la felicidad a sus vidas. Otros miran hacia el pasado, lamentando oportunidades perdidas, errores cometidos, culpándose y castigándose al pensar que si lo hubieran hecho todo de otra forma ahora serían mucho más felices; de ese modo lo único que hacen es torturarse dándole vueltas a cosas que ya nunca podrán cambiar. Hay gente que lo tiene todo y son infelices y amargadas, mientras hay gente que tiene muy poco pero son felices con lo que tienen y aún así están agradecidas en la vida.
La felicidad es una actitud, es un estado de ánimo, no es una meta, no se busca, nos pertenece. La vida es una copa plena de felicidad, pero nunca se te da llena. Te dan un sorbito de vez en cuando, un sorbito que tienes que ir llenando gota a gota todos los días, para sobrevivir. Felicidad es hacer lo que se desea y desear lo que se hace. Las personas felices aceptan las cosas que no tienen remedio y luchan por las que tienen solución. La felicidad es valorar lo que se tiene, olvidarse un poco de los problemas y cantar hasta quedar afónicos.
No es un camino, no es un lugar, ni un metal precioso que con dinero se puede comprar. Felicidad es una flor a la orilla de un río, es una puesta de sol, es la risa de un niño… es miles de cosas pequeñas y hermosas. No tiene nombre, fecha, ni edad, simplemente es, porque la felicidad está dentro de nosotros y no hay que buscarla, sólo descubrirla y disfrutarla. No hay más secreto que ese. Es necesario comprender que no hay mayor secreto para ser feliz que buscar la felicidad en nuestro corazón y vivirla cada minuto de la vida.
Cuando decidimos indagar en nuestro interior, aceptarnos como somos, perdonarnos a nosotros mismos por los errores del pasado, saber dónde estamos hoy parados y a dónde queremos ir, cuando asumimos la vida tal como es en ese momento para construirla, mejorarla, mantenerla, alimentarla… a partir de ahí es que somos realmente felices.
La felicidad no existe ni en el futuro ni en el pasado. Es un estado emocional, interno, que solo puedes sentir en el presente. Recordar un suceso pasado puede hacernos sentir contentos, pero esa felicidad la estamos sintiendo ahora, la vivimos ahora, la experimentamos en el momento presente, no en el pasado, y eso es lo que le da valor, lo que la hace real y lo que todo el mundo busca cuando afirma que quiere ser feliz. Y además, es necesario cultivar una actitud positiva que nos permita reaccionar ante las dificultades con decisión y coraje, de forma positiva y optimista. Ya que la vida está llena de desafíos, pero depende de nosotros cómo enfrentarlos.
Es necesario caminar de la mano con la vida, no delante de ella ni detrás; dejar que las cosas vengan como deben venir, no llamarlas o detenerlas, sólo esperarlas en paz y aceptarlas tal como vienen. No hay que inquietarse ni perder la paz, solamente envolvernos en ella y amar, eso sí, nunca dejar de AMAR, porque de hacerlo perderemos lo más valioso de nuestra existencia y el real sentido de la felicidad completa.
He aprendido que hay que dejar que la vida te sorprenda, te aturda… porque lo realmente bueno de ella nos desordena… y díganme que no… lo rico engorda, lo bonito sale caro, el sol que ilumina el rostro arruga y así sucesivamente. Por eso hay que disfrutarla con intensidad. Reír a carcajadas, viajar, correr, meterse en el mar, quitarse la ropa... besar a la persona que quieres y jugar, cantar hasta quedarte sin aire, bailar hasta no tener fuerzas y aliento… todas estas cosas desconciertan y a muchos asombran. Pero no me importa me gustan y me hacen feliz.
Necesitamos vivir enamorándonos de la vida, de nosotros mismos y de aquellos que están a nuestro lado. Desde lo más profundo de nuestro ser tenemos que sacar fortaleza para caminar por el mundo con la frente en alto y saber afrontar cualquier situación que nos lastime. No podemos dejar que el dolor nos llene el corazón, la vida es y será como nosotros queramos que sea.
Hay personas que nunca pueden ser felices porque dejan que su felicidad dependa de mil y un detalles, que tienen en sus vidas el miedo al mañana ya incrustado. Muchas veces la felicidad nos pasa al lado y ¡ni siquiera la vemos! Hay que aprender a sentirla, a valorarla, a descubrirla.
Los problemas, las angustias, la incomprensión y el desespero son cuestiones pasajeras. ¡Todo pasa! Después cuando vuelve a salir el sol ves más claro el camino y la tormenta anterior en ocasiones parece tonta y sin sentido. Hay que ser feliz todos los días porque tenemos miles de motivos para serlo, si contamos nuestras bendiciones seguramente nos sorprenderemos.
No te la pases agitando tus desgracias, pronosticando tragedias imaginarias, asustado por posibles males que a lo mejor no llegan nunca. Nacemos para luchar por la felicidad… casi para crearla, para hacerla a pesar de la tristeza, los desencantos, los errores, las malas jugadas y los irremediables imprevistos. La felicidad no se va buscando en bienes y placeres. Se actúa bien y ella sola se nos va presentando. La felicidad no es estar añorando y extrañando todo lo que nos falta sino encajar en todo lo que tenemos.
Estoy segura que muchos entienden lo que quiero decir. Y aquellos que aún siguen buscando la felicidad, por favor deténganse y sólo siéntanla dentro de ustedes, en sus corazones porque ser feliz es el resultado del trabajo interno a nivel mental y espiritual.
Recuerden lo que dijo Voltaire: “Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.” Así que todos los días al levantarte di: “Hoy seré feliz”, y… ¡sé feliz!, vive alegre, en paz contigo, ama a los demás, sé simple y serás feliz.

4 comentarios:

  1. Me alegra mucho sentirte feliz y con nuevos bríos, porque si hablaas de felicidad es porque ya no estás atormentada como hace unos días. Y sí, tienes razón no se puede pasar la vida buscando la felicidad, lo que importa es vivir los momentos felices y disfrutarlos, y dsfrutar de las cosas lindas de la vida, de esa manera aunque no nos demos cuenta somos felices porque la vida es eso momentos felices lo demás son subidas y bajas. La felicidad nunca es completa ni dura eternamente porque la vida esta llena de retos.

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  2. Tu y Frank tienen razón, yo cuando era muy joven soñaba con esa felicidad que dices y la busque durante muchos años hasta que comprendi que no era como yo pensaba, sino como tu misma acabas de explicar.

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  3. es verdad la felicidad es cosa de momentos por eso hay que aprovecharlos, y aunquetengamos dificultades es necesario buscar momentos de alegría que nos den un poco de felicidad.

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  4. Tú sabes amiga, la felicidad no existe, solo momentos felices, por eso hay que vivirlos muy intensamente para que con solo sus recuerdos no olvidemos que vale la pena vivir.

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