Según la RAE un
bolso es "una bolsa de mano generalmente pequeña, de cuero, tela u otras
materias, provista de cierre y frecuentemente de asa, usada especialmente por
las mujeres para llevar dinero, documentos, objetos de uso personal, etc".
Amigos, les aseguro que en el etc. está la clave. Es bien sabido que todo bolso
o cartera de mujer es una caja de Pandora mágica de donde sale hasta lo
inimaginable. Por eso creo que la Academia es un poco inexacta en cuanto al
tamaño y el uso.
Sin duda alguna los
bolsos son extensiones de nosotras mismas, por eso nadie abre uno ajeno,
hacerlo sería como levantarle la falda a una mujer o darle por la cara a un
hombre, simplemente eso no se hace porque viola un espacio privado, una zona de
intimidad. Hay una frontera tácita entre nosotras y el bolso de una compañera. La
cartera es parte de nuestro universo, aunque la llenemos de cosas cotidianas y
de forma rutinaria, allí dentro, vamos nosotras.
Las mujeres y
las carteras, todo empieza desde el primer encuentro, ahí se establece un
vínculo indisoluble. La vemos en una vidriera, la analizamos, nos sentimos
atraída por la vista, nos acercamos y cruzamos el umbral de la tienda. Si vamos
solas perfecto. Si estamos acompañadas de una amiga la complicidad será total
pero si vamos con un hombre este acto va seguido de la mirada en blanco del
sujeto como claro signo de incomprensión y aceptación forzosa de que esa
promesa de ‘solo voy a ver’ tiene muy pocas posibilidades de cumplirse, sobre
todo si llevamos dinero para gastar.
Ya dentro de la
tienda tocamos el bolso, nos lo colgamos, lo miramos de nuevo, lo abrimos, lo
cerramos y casi siempre pensamos en voz alta “¿me cabrá todo aquí?”. La amiga
de manera muy entusiasta dirá: “claro que sí, está precioso y es muy funcional”.
El acompañante masculino simplemente se limitará a sonreír, mientras
mentalmente se responde: “con la cantidad de porquerías que guardas, que muchas
veces ni usas pero que llevas por si hace falta, lo dudo”. Los hombres nunca
entenderán, pero ¿cuántos de ellos y cuántas veces se han beneficiado o salido
de apuros gracias a la cartera de una mujer? No es menos cierto que siempre
llevamos muchas cosas.
En el transcurso
de su vida a cualquier hombre, en un momento determinado, le ha ocurrido que
una mujer le pide que le sujete su bolso un instante y en ese momento crucial
al sentir que su espalda se arquea y notar una luxación de hombro y una
distorsión de sus articulaciones se hacen la pregunta del millón: ¿Qué carajos
lleva en el bolso para que pese tanto? Semejante incógnita es uno de los
misterios en la vida con respecto a las mujeres que nadie hasta la fecha ha
podida descifrar con exactitud.
Para los hombres
las carteras de las mujeres son cuevas de gran interés, imaginan lo que llevamos
pero seguro no aciertan ni en centímetros a la realidad. El bolso de una mujer
es, por su capacidad casi infinita, imperecedero enigma y conjetura universal
solo semejante a preguntas cómo: ¿Existe la vida más allá de la muerte?
Ayyy… sin duda
alguna ¿qué lleva una mujer en su cartera? Es uno de los grandes misterios de
la humanidad. Y si lo pensamos bien la respuesta correcta sería depende del
tipo de mujer. Digo esto porque, aunque todas coincidimos más o menos en una
serie de cosas, dependerá de la personalidad de cada una y sobre todo de sus
circunstancias. La diferencia radica en si es una mujer más o menos práctica y
previsora, organizada o caótica, trabajadora (y dependerá de la profesión), ama
de casa (a las que incluyo entre las trabajadoras, por supuesto), amante de las
compras, con pareja, con hijos o sin hijos… (¡factor éste muy importante!).
Lo cierto es que
todas llevamos infinidad de cosas. A veces los bolsos son tan grandes que
podemos meternos dentro en un momento de necesidad, pueden ser un escudo,
también caben nuestros pensamientos más feroces, ideas íntimas en forma de
notas, secretos en forma de facturas o resultados de laboratorio, necesidades
básicas en forma de alimento, en fin la lista sería interminable.
Los hombres no
entienden porque ellos siempre andan muy cómodamente. Cuando se disponen a
salir de casa no se preocupan más que por meterse rápidamente dentro de sus
pantalones, se abotonan a mil por hora la camisa o se ponen un pulóver, se
amarran los cordones de los zapatos en un santiamén y toman ciertas cosas que
necesitan: sus billeteras en el bolsillo trasero, sus celulares en otros
bolsillos o enganchados en el cinturón y sus llaves. Listos y salen. Y ahí van
los señores tan salerosos rumbo a sus compromisos fuera de casa.
En cambio las mujeres,
además del tiempo que nos toma arreglarnos le dedicamos un “tiempito” a nuestra
cartera, sin la cual por supuesto, no podemos salir nunca a la calle. Nos
cercioramos de lo que vamos a meter dentro. Obviamente necesitamos echar en ella
esas cositas básicas que cogen los hombres al salir, pero también sumamos
algunas otras. Y aunque el peso del bolso ya se sienta al levantarlo, todavía dudamos
si debemos echarle algo más. Uf; cuántas cosas necesitamos las mujeres para
salir a la calle y sentirnos seguras. Alguien dijo que hoy en día la cartera no
es otra cosa que un kit de supervivencia: la mejor síntesis de todos los
obstáculos con los que cree que podrá encontrarse cada mujer para llegar viva
hasta el final del día. Y estoy de acuerdo en que así es.
A mediados del
siglo XX, las carteras eran chicas. Respondían a la necesidad de una mujer que
cumplía una función por vez. Si salía de paseo, un colorete y una polvera era
todo lo que necesitaba. Ni dinero, ni llaves, ni otras cosas. En cambio, en el
mundo actual la mujer sale temprano; va a trabajar; a llevar y en la tarde a
buscar a los hijos; sale con amigos; va al teatro y tiene que salir preparada
para dar en todos esos roles. Tiene días muy largos y la complejidad de su vida
se ve reflejada en el contenido de su cartera. Cuantas más funciones cumpla,
más variedad hallaremos. Yo conozco algunas que hasta destornilladores llevan.
Sin duda el bolso de una mujer es una gran mezcla de muchas cosas. Nosotras
podemos hacerle espacio a todo.
No sin razón,
muchos hombres creen que más que un simple accesorio, el bolso de una mujer es
la puerta de entrada a la dimensión desconocida; un hueco sin fondo con mayor
capacidad que la galera de un mago; una boca de la que pueden emerger desde una
aspirina, un sobrecito de edulcorante, una computadora de bolsillo (con teclado
y todo), un par de sandalias o chancletas, un ejército de golosinas, una
botella o una plancha, entre otras muchas cosas. Este misterioso complemento,
que a veces puede adquirir dimensiones XL, es uno de los que más atrae la
atención de los hombres, especialmente en cuanto a su contenido se refiere.
¡Echamos tantas
cosas! Es increíble, lo que cargamos. Llevamos el celular con su cargador, por
si las moscas; la agenda, pañuelos desechables, toallitas húmedas, una pintura
de uñas, espejo de mano, protector solar, base, crema para manos, corrector de
ojeras, gafas de sol y anteojos ópticos, fotografías, jabas para las compras, monedero,
un pequeño estuchito de manicure y de maquillaje que no puede faltar, felpas para
el cabello… amén de papeles acumulados, no sabemos cómo pero siempre
encontramos papeles: recibos de pagos, un bloc notas, un lapicero, una
libretica de teléfonos, recetas médicas (en ocasiones ya vencidas), direcciones
de determinados lugares como por ejemplo un taller de algo, alguna receta de
cocina… y muchos más papeles y lo peor es que ¡no los botamos! ¡Si están ahí es
por algo!
¡¡¡Ah!!! Y no
pueden faltar las pastillas y en ocasiones casi un botiquín por lo que pudiera
suceder: curitas, un desinfectante, etc. Y aún buscamos un lugarcito para el
paraguas por si llueve, la correspondencia para revisar en el camino, un libro
y hasta algún trabajo de acuerdo a la profesión, en mi caso casi siempre ando
con papeles en blanco donde escribo lo que se me ocurra en cualquier lugar,
siempre que exista algo que me inspire, o simplemente si estoy en un sitio
donde la espera es larga puedo hasta ponerme a confeccionar un crucigrama. Caray;
sólo nos falta meter al perro dentro de la cartera.
¡Cuántas cosas
necesitamos las mujeres para salir a la calle y sentirnos seguras! Pero ay, mi
Dios… muchas veces tenemos otro problemita y es que cuando buscamos algo no lo
encontramos y a veces tenemos que vaciar el bolso completo para encontrarlo
rápido, ¿les ha pasado? A mí si y varias veces. Aunque no siempre es así.
Los hombres que
no han cargado aunque sea un instante la cartera de una mujer no tienen idea de
su peso. ¿Saben cuánto pesa cualquiera de nuestros bolsos? Al menos entre cuatro
o seis libras, y en ocasiones más. Con ese peso la espalda y los hombros sufren
mucho, quizá exagero pero estamos hablando de un ¡problema de salud pública! No
es fácil con ese peso en el hombro hacer una cola en una tienda, en un banco,
hacer compras en el mercado, coger una guagua, ir al cine donde a veces amerita
una silla para el bolso. Y encima hay que andar cuidándolo para que no se lo
roben, es como andar a cargo de una penitencia. Pero qué le vamos a hacer, no
podemos andar sin ellos.
¡Hombres!
Entiendan que para nosotras la cartera es como un cuarto privado, portamos las
cosas que creemos vamos a necesitar. Disculpen, dije “¿creemos?”, si realmente
analizamos el uso vemos que la mayoría no las usamos pero nos dan sensación de
seguridad. El bolso de una mujer es algo así como una caja del tesoro, una caja
de Pandora, con artículos inimaginables. Es un mundo impenetrable que esconde
cientos de cosas que representan su mundo. Ese es el secreto de ese agujero
negro llamado cartera de mujer. No importa el tamaño siempre encontrarás lo
esencial y lo que no es tan importante.
En fin, ¿será que somos Damas muy precavidas? ¿O sólo se trata de un hábito muy femenino que no cambiaríamos por nada del mundo porque somos mujeres previsoras, valiosas y por supuesto bellas? ¿Ustedes qué opinan?
En fin, ¿será que somos Damas muy precavidas? ¿O sólo se trata de un hábito muy femenino que no cambiaríamos por nada del mundo porque somos mujeres previsoras, valiosas y por supuesto bellas? ¿Ustedes qué opinan?
es verdad… la mujeres llevamos mil y una cosas jajajjajajaja
ResponderEliminarNo lo sabéis ni vosotras!!!! jeje Siempre será un misterio, hasta para vosotras, lo que lleváis dentro de un bolso. Por infinita que sea la lista seguro que hay una docena más de cosas por ahí descontroladas.
ResponderEliminarBueno yo tengo una bolsa super pequena, pero me cabe de todo, yo llevo chicles, pinturas, telefoni, ipod, audifonos, cargador, lapiceros, una mini agenda, una mini libreta, a veces una botella de agua, galletas, pastillas para cualquier dolor, pañuelos, mi cartera y una infinidad de cosas, y todos me dicen que como me puede caber tanto en una bolsa tan pequena….. Ji ji ji
ResponderEliminarMe he reído con el texto. Es cierto que la cartera de una mujer es un universo completo. Cargan con muchas cosas, unas las llevan porque las usan constantemente, otras llegan a la cartera “por casualidad”, algunas son recuerdos de su paso por determinado lugar y otras las puso alguien más. Pero todo lo que llevan nos cuentan la historia de lo que son, lo que hacen y sus vivencias mientras van por el mundo.
ResponderEliminarYo soy una de esas, debo confesarlo pero...y los tampones y el papel higienico? Siempre desconfío de una mujer que no lleva cartera,siempre
ResponderEliminarLlevamos muchas cosas .. a veces son útiles y otras no tanto.Pero somos precavidas.
ResponderEliminarSi acomodan semejante cantidad de cosas en esos bolsos... ¿Tenemos nuevos campeones de tetris?
ResponderEliminarNormalmente llevo mi estuche con todos mis lápices de tinta de colores y mi cartonero asesino, una agenda para anotar datos (mi cerebro no almacena bien xD) Un cepillo y pasta de dientes de viaje (es una bolsita colgate bien bonita), protectores y toallas higiénicas (nunca se sabe). Mis cigarros Lucky Click y mentitas (Vicio), Té o Infusiones en bolsitas, las llaves (ob-vio) Ipod y Celular, mi juego de herramientas para desarmar pc (no es habitual de una mujer xD), billetera que tiene mis tarjetas, plata y fotos de mi ahijada, mi almuerzo diario y colaciones (barritas de cereal, leche, yogurt, semillas de chia), lágrimas artificiales (porque uso lentes de contacto), predual (sufro cuando estoy en mis días R), viadil y pastillas de carbón (para la guatita), bálsamo labial (no soy muy amiga del maquillaje), y también tengo condones en los bolsillos ocultos del bolso xD!!!
ResponderEliminarY también están esas otras que llevan el bolso lleno de nadie sabe qué pero el móvil en el bolsillo del pantalón. Si es que en este tema hay para todos los gustos...
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