He
tenido un día duro y hace frío, ya es tarde… para ser más exacta ya es madrugada…
estoy cansada, pero me propuse en la mañana que hoy no me iría a la cama sin
escribir unas letras. Y a pesar del frío y el cansancio, lo haré. Como otras
muchas veces aún no tengo claro cuál será el tema, así que si divago un poco discúlpenme.
Pero me he propuesto volver a ocuparme del blog y así será.
A veces
no sé cómo transmitir todo lo que siento, me faltan las palabras y algunas me
suenan ya dichas una y otra vez. Otras se me hace difícil que me surjan
palabras más o menos bien hilvanadas porque se mezclan unos pensamientos con
otros. Pero siempre trato de que me entiendan y creo que al menos muchas veces
lo consigo.
Ayer
hablaba con una amiga sobre el comportamiento de algunas personas. Después de
una gran charla llegamos a la conclusión que no importa como sea cada cual, lo
que importa es nuestra manera de actuar para con los demás, que seamos buenas personas
y que tengamos valores. En cuanto al resto de nuestra manera de ser da igual
cómo seas… has de ser feliz de ser quien eres. Debes sentirte cómoda contigo
misma, con lo que haces y lo que quieres. Simple, complicada, alocada o
dormilona, sé tú misma y siempre da lo mejor de ti.
Algunos
dicen que soy una persona dura (eso es porque no conocen mi verdadero yo),
otros que soy rara, es posible que me consideren así porque a pesar de lo que
ha cambiado el mundo y la gente dentro de él yo sigo siendo de las personas que
le gustan las cosas simples. Intento sonreírle a la vida (aunque a veces me lo
pongan difícil), me emociono ante la sonrisa de un niño o el atardecer, pienso
que a la humanidad le queda una esperanza mientras exista una sola persona que
lo crea, sigo creyendo en el ser humano, tengo fe ciega en el amor, me embelesa
el arrullo de un mar en calma o las olas chocando contra las rocas, creo que el
corazón me da libertad y la razón a veces me la quita.
No
obstante, no soy la típica mujer corriente, hay que dedicar mucho tiempo y esfuerzo
en conocerme a mí tal como soy. Algunos de mis amigos dicen que no siempre es
sencillo, pero que al final merece la pena. Pobrecitos yo imagino a veces los
malos ratos que les he hecho pasar, sobre todo cuando me pongo imparcial y
terca.
Me gusta
caminar sin rumbo y generalmente sola, siempre que puedo lo hago a la orilla
del mar, descalza y mojada, disfrutando de las olas golpeando mis pies, trazando
un diseño en el horizonte, en la silueta del sol... inmersa en mis pensamientos
más profundos. También camino en busca de una melodía, disfrutando de un
atardecer, de una sonrisa que me haga feliz, de una mano amiga… Me gusta pasar
tiempo a solas para conocerme y quererme a mí misma; así puedo querer mejor a
los demás.
Me gusta
estar con mis amigos, con mi familia, me encanta hacer reír a la gente, soy de
las que cuido a los amigos. Me gusta dedicar tiempo a las personas de mi
entorno, ser detallista y paciente con ellos (aunque a veces no lo logro), ser
su confidente, saber escucharlos y apoyarlos; para mí eso es algo muy
importante. Soy terca y orgullosa en algunas cosas. Sin embargo, el orgullo lo
pierdo por cualquiera que merece la pena, sólo tienes que saber hacerme ver y
sentir que “mereces la pena”.
Adoro reír,
me gustan los abrazos, la lluvia, el mar, ¡siempre el mar! Perder el control,
dejarme llevar… La soledad por decisión propia. Me gusta mirar a la gente a los
ojos cuando hablamos, las luces del árbol de navidad… las sonrisas y las
miradas profundas, sentir la brisa marina y respirar el olor del salitre,
sentir mariposas en el estómago, saber en quién puedo confiar y que confíen en
mí, soy incapaz de contar un secreto. ¡Ah! y casi nunca me callo lo que pienso
o siento.
Amo los
pequeños detalles y la sinceridad. Me pueden encontrar soñando despierta con la
música sonando a todo lo que da y mi mente en otra parte. Me encanta disfrutar
de una noche bohemia (aunque hace mucho tiempo no lo hago) y llegar a casa
exhausta, feliz y con tipo de loca, SÍ, me gusta todo eso y ¿saben qué? No me
importa lo que piense la gente, me encanta ser así.
Hay
cosas que me desagradan y otras que ni siquiera soporto por ejemplo no me gusta
esperar, no soporto la envidia, ni la mentira, ni la manipulación, ni que
insulten o ataquen (aunque sea de palabra) a la gente que quiero… es algo que
me pone de muy mal humor y difícilmente puedo contenerme… No me gusta la
violencia, la muerte, el desprecio, la ignorancia…
En
ocasiones me pierdo en preguntas sin respuesta. Mi pasión incontrolada me lleva
a lugares que son invisibles para las mentes comunes, segura de mi esencia me
lanzo a una vida que me atrapa con la intensidad de sus contadas horas. Soy una
creadora de sueños porque imagino mundos diferentes, aunque la imperfección de
este mundo convulso a veces me desanima, pero mi fe en la humanidad me llena de
fuerzas para seguir adelante. Amo con entrega, con fuerza incontrolable, sin la
reserva de la duda y con el alma desnuda, siento la magia de los deseos, me
alimento de la esperanza y cuando estoy deprimida o triste me encierro en mi
caparazón.
No soy
la típica mujer que se arregla para salir a caminar, ni la que se conquista con
regalos caros, me conquistas más fácil con una flor que con algo que te haya
costado “un pastón”, como dicen los muchachos. Tampoco soy la que pinta su
rostro con capas de maquillaje, ni que vive al tanto de la moda. Me agrada
encontrarme con detalles inesperados sin necesidad de que sean en las fechas
indicadas. Me gusta ser arropada cuando tengo frío… soy de las que le encantan
que le besen suavemente y le susurren un “te quiero”.
Soy una
mujer simple y a la vez complicada. Por lo regular soy de extremos, para mí los
términos medios no sirven, el gris no existe, conmigo es blanco o es negro: o
te quiero o te odio, o algo me gusta o no lo soporto, o me da igual todo o todo
me influye.
Siempre
he creído más importante preocuparse por la conciencia que por la reputación y
saben por qué. Pues porque la conciencia es lo que somos y la reputación es lo
que otros piensan de nosotros. Y lo que otros piensan de mí es su problema...
no el mío. Con el tiempo he aprendido la sutil diferencia entre tomar una mano
y encadenar un alma; he aprendido que los besos no son contratos ni los regalos
promesas.
Soy rebelde,
cínica, amante de la vida y del amor, buena madre, buena amiga, no una
excelente persona, pero humana, desafiante y guerrera. He amado, llorado,
perdonado y saboreado el dulce amargo paladar de las experiencias. Sonrío,
aunque la vida me golpee, aunque no todos los amaneceres sean hermosos, aunque
se me cierren algunas puertas. No cambiaría nada de lo que soy ni a las
personas que me rodean porque soy feliz.
Me encanta
la gente que ríe hasta las lágrimas porque la risa es buena amiga del alma; y me
gustan quienes NO pueden evitar las lágrimas ante el dolor ajeno y la
injusticia porque la solidaridad humana nos ayuda a crecer espiritualmente. Con
esas personas voy hasta el final. Me gusta quienes se emocionan y lloran viendo
una película o leyendo un buen libro porque eso indica que sin importar su
apariencia en su interior hay sensibilidad.
Por lo
visto esta noche el sueño no me venció a pesar del cansancio. Es cierto que
cuando comienzo a escribir todo desaparece hasta el agotamiento se va, o mejor
dicho no lo siento, aunque esté ahí. Mañana o mejor dicho hoy estaré liquidada,
dentro de poco amanecerá, así que voy a despedirme con un fuerte beso, para
darme un baño y preparar el desayuno, sino todos llegarán tarde por mi culpa.
Una gran Descripción. Me gusta como eres. Un beso
ResponderEliminarGracias Susana. Un beso también para ti.
ResponderEliminarA mi me encanta como eres. ¡Mereces la pena!
ResponderEliminarBuen día para todos, espero estén felices y disfrutando la vida con sus altas y bajas. Este artículo me describe bastante bien, me gusta mucho. Gracias.
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